Olivares de Jaén (II)
Olivares
de Jaén,
hermosura
de troncos retorcidos,
que
decía el poeta con toda razón,
y
que ahora sois ejército
de
jornaleros eventuales,
ejército
de dolor y sufrimiento,
que
la temporada de aceituna,
aún
modera la escasez,
ayuda
para seguir adelante
y,
en parte, quita el hambre.
Olivares de Jaén,
mezcla
de colores,
que
hoy formáis
un
ejército de emigrantes.
Que
sacáis vuestras raíces
al
medio de la camada
o
las hundís en la tierra
que
os alimenta y os da agua.
Recordad
que, con la aceituna,
las
deudas se pagaban.
Olivares
de Jaén,
de
eneros fríos y duro esparto,
que
formabais ejército de olores,
de
muchos capachos y cimbeles.
Aceituna
prensada en la almazara
que
esparcía aromas y sabores.
Sabores
que los niños íbamos buscando
con
nuestro hoyo de “paniaceite”,
que
nos daban las abuelas,
con
sal o azúcar, nada más verte.
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