LE MONT SAINT MICHEL
Monte, maravilloso monte francés.
Monte normando o
bretón, según disponga
de forma natural y
algo caprichosa,
un río linde de dos
verdes regiones.
Hoy, monte santuario,
siempre cubierto de turistas.
Aquí, aseguro, se
encuentra la maravilla,
la octava maravilla
de la antigüedad.
Como si siempre hubiera estado allí,
aparece el monte
cubierto, mágico, estático,
impresionante,
cubierto y elevado.
Vanagloria y elegancia
gótica,
semejas maravilla
hereje,
siendo templo
construido por el hombre
para mayor gloria
de su Dios.
Templo amparado por
el muro y el mar,
defendido por
apotropaicos animales
de todos los
espíritus malignos.
Empinadas cuestas,
rodeadas de dura piedra,
que celosamente,
desde siempre, atesoran riquezas.
Riquezas que son y
fueron arrancadas
para mayor gloria
de su Dios.