jueves, 21 de septiembre de 2017

POEMA Nº 12. UNA NIÑA, MI NIÑA



UNA NIÑA, MI NIÑA

 Como no quiero que se vaya,
estoy aprendiendo a dejarla.
Como aspiro a que sea ella,
procuro recordarla.
Como pretendo que aprenda,
trato de no instruirla.
Como le pido que se levante,
se da media vuelta, y me dice que aguante.
Como tiene caprichos,
a veces, llora y me pone en entredicho.
Como me gusta que lea,
a menudo, coge los cuentos y los hojea.

Cuando tiene un problema,
insisto en que venga, y me lo cuente.
Cuando quiero que juegue,
la llamo y, a veces, viene.
Cuando escucho las cosas que cuenta,
si sonrío, me encuentra.
Cuando corre y salta,
si tiene fatiga, descansa.
Cuando le apetece canta,
bien o mal, según su garganta.
Cuando sus cosas me dice,
unas las inventa; en otras, se contradice.

Donde vamos,
de vez en cuando, nos peleamos.
Donde la llevo por las mañanas,
ella va con pocas ganas.
Donde ella duerme,
entre cuentos y juguetes, te pierdes.
Donde más la recuerdo,
es jugando y riendo.
Donde más la quiero ver,
es con amigos y familia, listos para reír.
Donde más hemos sufrido,
los dos sabemos cómo ha sido.

¡Cuánto, mi niña, te necesito,
que sin ti, ya casi no existo!
¡Cuánto, mi niña, te adoro,
que tus penas las cojo y las robo!
¡Cuánto, mi niña,
te quiero ver, jugar o inventar!
¡Cuánto me dolía tu ausencia,
que con tanta plenitud disfrutaba tu presencia!
¡Cuánto deseaba tu vuelta,
que contaba los aviones con la boca abierta!
¡Cuánto te he echado de menos,
que miraba tus fotos con los ojos llenos…!

Porque cargado de penas vengo, vete;
no sea que acabes sufriendo.
Porque quiero que seas más fuerte, vete;
si te quedas, lo echamos a suertes.
Porque estar a tu lado yo quisiera, vete;
para que así, tú más libre seas.
Porque decidí que por mí no sufrieras,
vayamos donde y como tú quieras.
Porque a mí me gustaría que vieras el mundo,
decide tú el rumbo.
Porque deseo que tú misma seas,
de lo que haya, coge lo que veas.

Quien te buscó,
sin consuelo, un día en la playa.
Quien te hacía soñar,
con fantasías, y medias verdades.
Quien te oía decir,
a veces, barbaridades.
Quien disfrutó tus primeros baños
y te hacía la coleta lateral.
Quien de pequeña te leía el cuento
del hombrecillo indomable.
Quien te daba el beso,
cuando por fin, caías rendida…