lunes, 24 de diciembre de 2018

Poema nº7. Carreras a la vida

 
Carreras a la vida

 
Tú que desde joven le echabas carreras a la vida,
tú que anhelabas vivirla rápida y porfiabas con ella,
tú que desde joven te fuiste para buscarte la vida,
tú que eras de figura fina y siempre salías elegante.
Te recuerdo buscando. No sé de qué, pero siempre huyendo.

Quizás, la mayoría de las veces, de ti mismo.
Hasta que te frotabas las manos en el sitio que tocaba.
Y, allí contento, te volvías radiante,
todo estaba hecho, no importaba el tiempo,
se paraba la vida, reinaba la alegría.

Surgía la risa, tu filosofía, aparecían tus planes,
los espías, se acababan las prisas.
¿Para qué ir a otro sitio? Amigo de varias generaciones,
todas por ti fueron pasando con pactos,
sin conflictos, sin mayores complicaciones.

Quisiste y fuiste querido:
eras elegancia, porte y finura. Deseado un tiempo,
pocas veces para siempre, dulce en el trato,
rápido y ágil de cuerpo y mente, perdías y ganabas,
unas veces amigos, otras carreras.

Ya algo mayor, tal vez de tanto correr,
la vida se te iba más rápida de lo normal,
notabas que se aproximaba la noche más larga.
Aún te veo arreglado, sereno, fino, elegante, juncal…
hasta que tu cuerpo pudo aguantar.

Nuestro amigo sintió más apoyo que rechazo,
siempre sorteó, porque así lo quiso, la contienda.
A su manera, siempre estaba en su sitio,
donde el decidió, donde quiso y como quiso,
aunque en ocasiones no debiera.

Pocas veces comió en la casa al mediodía:
“La prisa no era buena, ya habrá lugar”.
En los bares, de día, sin molestar, vivió media vida.
La otra media quizás se fue por la noche,
así alargaba el día y la vida no se iba tan rápida.

Nuestro amigo cantó de todo y, en ocasiones,
llegó a emocionar; pero contó muy poco:
del ayer nada, el futuro era lo que había que vivir.
Ya se fue para siempre, sin despedirse, rechazó su homenaje.
¿Para qué lo quería? Muchas veces lo había vivido antes de irse.

Por momentos, te recuerdo vivo,
aunque sé que no lo estás. En ocasiones, amigo,
cuando nos juntamos hablamos de ti.
Ya nada es igual, todo es distinto, todo muy diferente.
Eso sí, a veces, en un instante, parece que estás presente…