Carreras
a la vida
Tú que desde joven le echabas carreras
a la vida,
tú que anhelabas vivirla rápida y
porfiabas con ella,
tú que desde joven te fuiste para
buscarte la vida,
tú que eras de figura fina y siempre
salías elegante.
Te recuerdo buscando. No sé de qué,
pero siempre huyendo.
Quizás, la mayoría de las veces, de ti mismo.
Hasta que te frotabas las manos en el
sitio que tocaba.
Y, allí contento, te volvías radiante,
todo estaba hecho, no importaba el
tiempo,
se paraba la vida, reinaba la alegría.
Surgía la risa, tu filosofía, aparecían tus planes,
los espías, se acababan las prisas.
¿Para qué ir a otro sitio? Amigo de
varias generaciones,
todas por ti fueron pasando con pactos,
sin conflictos, sin mayores
complicaciones.
Quisiste y fuiste querido:
eras elegancia, porte y finura. Deseado
un tiempo,
pocas veces para siempre, dulce en el
trato,
rápido y ágil de cuerpo y mente,
perdías y ganabas,
unas veces amigos, otras carreras.
Ya algo mayor, tal vez de tanto correr,
la vida se te iba más rápida de lo
normal,
notabas que se aproximaba la noche más
larga.
Aún te veo arreglado, sereno, fino,
elegante, juncal…
hasta que tu cuerpo pudo aguantar.
Nuestro amigo sintió más apoyo que rechazo,
siempre sorteó, porque así lo quiso,
la contienda.
A su manera, siempre estaba en su
sitio,
donde el decidió, donde quiso y como
quiso,
aunque en ocasiones no debiera.
Pocas veces comió en la casa al mediodía:
“La prisa no era buena, ya habrá
lugar”.
En los bares, de día, sin molestar,
vivió media vida.
La otra media quizás se fue por la
noche,
así alargaba el día y la vida no se
iba tan rápida.
Nuestro amigo cantó de todo y, en ocasiones,
llegó a emocionar; pero contó muy
poco:
del ayer nada, el futuro era lo que
había que vivir.
Ya se fue para siempre, sin despedirse,
rechazó su homenaje.
¿Para qué lo quería? Muchas veces lo
había vivido antes de irse.
Por momentos, te recuerdo vivo,
aunque sé que no lo estás. En
ocasiones, amigo,
cuando nos juntamos hablamos de ti.
Ya nada es igual, todo es distinto,
todo muy diferente.
Eso sí, a veces, en un instante,
parece que estás presente…