De nuevo, mañana,
mi viaje va a
comenzar.
Instintos animales,
por dentro, me llevan,
me mueven, me
inquietan ante la espera.
La salida produce
alegría,
por lo nuevo que
vas a lograr.
Te dejas llevar sin
meta fija,
y viendo, te
envuelve la novedad.
Y comenzado el
viaje,
muchas ideas se
agolpan en tu mente.
Cambias y, casi sin
querer,
comienzas a
comparar.
No rechazas la
novedad
ni lo que dejaste
atrás.
Son años de cariño,
Ilusiones, tierras,
amores o costumbres
que se diluyen...
Notas que vas a
cambiar,
y sin querer, otra
vez a comparar.
Una vez allí, a
solas,
cuando puedes,
reflexionas.
Te invade sensación
de inferioridad,
y saboreas más
respeto, organización, seguridad…
Medidas, control,
cuidados…
Te envuelve una
monótona alfombra verde.
Callado te
preguntas, cada vez más:
el principio oculto
de la diferencia, ¿dónde está?
Llegado el momento,
concluyes,
te acompañan
obligaciones.
Concluyes, que con
lo tuyo te quedas.
Todo resulta, menos
estricto, más familiar.
Concluyes
queriendo, y lo conocido,
ahora, parece más
erial.