miércoles, 20 de marzo de 2019

Poema nº 14. Mi hija pequeña

Mi hija pequeña

 
Cuando algo presiente,
insisto que venga, y me lo cuente.
Como no quiero que se vaya,
estoy aprendiendo a dejarla.
¡Cuánto, mi niña, te necesito,
que sin ti, ya casi no existo!
 
Cuando quiero que juegue,
la llamo y, a veces, viene.
Como aspiro a que sea ella,
a mi manera, procuro recordarla.
¡Cuánto, mi niña, te adoro,
que tus penas las cojo y las robo!
 
Cuando escucho lo que cuenta,
si sonrío, me encuentra.
Como pretendo que aprenda,
trato de que no tenga rienda.
¡Cuánto, mi niña, te quiero ver,
jugar, luchar y, sobre todo, volver!
 
Cuando corre y salta,
si tiene fatiga, descansa.
Como le pido que se levante,
da la vuelta, y me dice que aguante.
¡Cuánto me duele tu ausencia,
que con tanta plenitud disfruto de tu presencia!
 
Cuando le apetece canta,
bien o mal, según su garganta.
Como, a veces, tiene caprichos,
llora y me pone en entredicho.
¡Cuánto deseo tu vuelta que, con la boca abierta,
pierdo la cuenta de los aviones que llegan!
 
Cuando sus cosas me dice,
unas las inventa; en otras, se contradice.
Como me gusta que lea,
a menudo, coge los cuentos y los hojea.
¡Cuánto te echo de menos, que miro
tus fotos con los ojos de lágrimas llenos!