lunes, 2 de marzo de 2020

Poema nº 32. Olivares de Jaén,… (y III)

 

Olivares de Jaén,… (y III)
 
Olivares de Jaén,
con múltiples variedades,
ejército de muchos frutos
unos morados y otros verdes,
que con un sonido propio
iban cayendo al mantón,
tirado por hombres con vara
vestidos con pantalones de pana.
Hoy el sonido, con fuerza tonante,
lo hacen las vibradoras.
 
Olivares de Jaén,
de hoja perenne y troncón fuerte,
ejército de ramas verdes
con pies de dura madera,
que con dureza os agarráis al suelo,
siembre buscando agua
para dar buena cosecha
de grasa líquida y de leña,
para que en el frío invierno,
se echen lumbres, que alegran y calientan.
 
Olivares de Jaén,
muchas cosas han cambiado.
Ya no se ve el ejército
de cuadrillas y manigeros,
que cargaban las bestias
con sacos de aceituna
y que, a ritmo lento,
los llevaban a la almazara,
donde, poco a poco, sin hora fija,
la jornada terminaba.
 
Olivares de Jaén,
que al final de la cosecha,
se agradecían los días de sol.
Ejército de sombras que se alargan,
cuando la tarde y la noche se acercan.
 Todos sabemos que, tratan de ocultar,
las piedras talladas y los tesoros,
de los íberos, romanos o moros.
Tesoros que hacen que Jaén sea bella,
una bella tierra de altivos emigrantes.