Olivares de Jaén,… (y III)
Olivares
de Jaén,
con
múltiples variedades,
ejército
de muchos frutos
unos
morados y otros verdes,
que
con un sonido propio
iban
cayendo al mantón,
tirado
por hombres con vara
vestidos con pantalones de pana.
Hoy
el sonido, con fuerza tonante,
lo
hacen las vibradoras.
de
hoja perenne y troncón fuerte,
ejército
de ramas verdes
con
pies de dura madera,
que
con dureza os agarráis al suelo,
siembre
buscando agua
para
dar buena cosecha
de
grasa líquida y de leña,
para
que en el frío invierno,
se
echen lumbres, que alegran y calientan.
muchas
cosas han cambiado.
Ya
no se ve el ejército
de
cuadrillas y manigeros,
que
cargaban las bestias
con
sacos de aceituna
y
que, a ritmo lento,
los
llevaban a la almazara,
donde,
poco a poco, sin hora fija,
la
jornada terminaba.
que
al final de la cosecha,
se
agradecían los días de sol.
Ejército
de sombras que se alargan,
cuando
la tarde y la noche se acercan.
Todos sabemos que, tratan de ocultar,
las
piedras talladas y los tesoros,
de
los íberos, romanos o moros.
Tesoros
que hacen que Jaén sea bella,
una
bella tierra de altivos emigrantes.