domingo, 24 de noviembre de 2019

Poema nº. 27. Después de una noche de vela

 
 


Después de una noche de vela
 
Cadáver o muerto o difunto o cuerpo presente…
Frente a él, amalgama de cuerpos cansados, enlutados.
 
Después de una larga noche, el cuerpo velado,
si cabe, parece que aún está más quieto.
 
Los mayores, con aspecto señorial y cansado,
ocupan, los que ellos entienden que son sus lugares.
 
A su manera, cumplen a rajatabla con el protocolo,
hoy poco importan sus achaques y dolamas.
 
Por turno y por momentos, hablan
poco y serios, con miradas, con gestos.
 
Son frases escuetas, cortadas, que se mezclan
con rostros que expresan dolor y cansancio.
 
Surgen recuerdos tapados con lágrimas,
con lágrimas de dolor, de incomprensión.

Atrás quedan torpes movimientos,
 con dolor y llantos.
 
La larga y fría noche de vela ha pasado,
la mañana estremece los cuerpos anquilosados.
 
Junto a ellos, grupos de jóvenes
que mezclan risas y lágrimas sueltas.