Desde mi ventana
En
estos primeros
y
fríos días de febrero,
desde
la ventana
de
mi habitación,
parece
que se
han
derramado
muchas
flores bonitas
de
un jazmín amarillo.
Allí,
quieto, rebosante,
él
colma el arriate.
Además da la impresión
de
que del cielo, de repente,
se
han caído miles
y
miles de flores.
Son
un regalo que
anticipa
la primavera.
Hay
un silencio que me
envuelve y hasta me abraza,
pero también me hace notar
tu
ausencia y mi soledad.
Embelesado
con estos recuerdos,
contemplo
las flores amarillas,
que
nos anticipan la primavera
y
que consuelan, aunque sea poco.