domingo, 25 de noviembre de 2018

Poema 4º. Cuando era pequeño


 
 

Cuando era pequeño
 
 
Cuando era pequeño,
aunque había hospitales,
los niños nacíamos en casa,
en nuestra casa de pueblo.
Quizás por eso o por otras razones,
lo defendíamos siempre:
nos sentíamos fuertes,
y además, nos daba confianza.

Mi pueblo era el mejor
frente a todos los demás,

nadie hablaba de diversidad.
Yo nací en una casa de pueblo,
un pueblo rodeado de lomas.
Por el otro lado, caminos
que separan las fincas de olivas
y pendientes que llevan al río.
 

Lomas y pendientes, alcores
que se asoman al río Grande

y al frente las sierras que,
poderosas, recortan su valle.
Donde hasta hace poco había
un río y mucha tierra calma,
hoy como hay tantas olivas,
parece que el río las embarca.
 

Con la carretera nueva,
el puente del obispo no se ciega.

Ya en el río, no hay riadas,
ni los coches paran en los bares.
Junto a la vieja vía hay otra,
por donde el tren pasa.
Casi nadie se levanta y lo mira,
en la vega, ya pocos trabajan.
 

Cuando pasas, ya no se ve Chinchilla,
se hundió la venta de Los Chinos

y la nueva autovía, recién acabada,
nos quita los cruces de caminos.
Al acercarnos, vemos el Villar,
con sus ventanas pintadas,
aunque ni existe la fuente
ni se oye el croar de sus ranas.
 

Más cerca aún, justo casi pegado,
poco antes de llegar a mi pueblo,

desde El Portillo, cuántas bellezas:
el valle, su río, cortijos con olivos
y también, pueblos salteados,
y si atentos seguimos mirando,
sierras al fondo, Jaén con su castillo,
imponente, y al lado, Aznaitín sagrado.