miércoles, 6 de marzo de 2019

Poema Nº 13. La muerte

 
La muerte
 
Cuando aparece la muerte dolorosa,
cuando te invade la fría tristeza,
cuando te inunda la soledad,
cuando desaparece la persona querida,
cuando la emoción está a flor de piel,
cuando pasa todo esto, ¿qué pasará?...
 
Entonces, subido al púlpito, predica el cura:
no tengamos miedo, la vida no termina.
La vida de los hombres no termina con la muerte.
Los finados están en buenas manos. Manos que aman.
Están con nuestro Dios, siempre dispuesto a perdonar.
Allí, inmensa felicidad, lugar de luz y de paz, de inmortalidad…
 
Es ahora cuando el sermón
te recuerda la vida eterna,
y con él, todo se inunda de tranquilidad.
La presencia divina anega todo lo demás,
la religión ya no es un freno. Daos la paz.
¡Pero el que no esté conmigo se condenará!
 
Se condena a la muerte dolorosa, fría tristeza,
soledad, delante de la persona querida, emoción.
Por un lado, vida eterna, paz inmensa y tranquilidad.
La presencia divina inunda, todo lo llena.
Por el otro, si estoy fuera,
tengo miedo, me puedo condenar.
 
Es mejor, por seguridad, estar en el grupo.
Te va a favorecer, te va a ayudar.
Sin criterios. Siempre son favores debidos.
Si no te toca, resignación. Otra vez será.
Si no eres de los míos, no eres nadie.
Dice el dicho popular.