lunes, 30 de julio de 2018

POEMA Nº 33. PUEBLOS MÍOS


PUEBLOS MÍOS

 
 I
 Mi pueblo, Begíjar, que es donde yo nací,
está próximo al Guadalquivir.

 Tiene cerca la estación del tren,
también muchas cuestas y lomas redondeadas.
 
Sus calles empinadas, hechas para defender,
ya no están empedradas ni protegidas por murallas.
 
Viste mi pueblo con un bonito traje verde intenso,
por los muchos olivos que adornan su tierra y su valle.
 
Son como caballos enjaezados, pero fijados a la tierra;
por eso llevan herraduras de color madera.
 
Cuando a primeros de otoño llueve,
al dejar de hacerlo aparece radiante el valle.
 
Un valle verde y llano con sierras al fondo,
salpicado de pueblos, cortijos y el Guadalquivir.

II
 
Conil es diferente, allí voy a vivir, también tiene un río,
que le sirve de bufanda cuando tiene frío.
 
Un río Salado que, sinuoso y lento, allí llega al mar,
de él cuentan que canta, letras por alegrías, en la soledad.
 
En ellas se dice que va vestido con traje de lunares
y las olas de la playa parecen volantes.
 
Son olas azules, blancas y reventonas,
que le hacen moverse con desenvoltura.
 
Pueblo blanco, aterrazado, de calles también empinadas,
donde yo he visto tantas veces derrochar ingenio, luz y alegría.
 
Como a menudo corre mucho aire, su melena negra,
que es rebelde, ni puede ni quiere ir atada y, por eso, va suelta.
 
Y cuando el mar está en calma y el día es reluciente,
una alfombra azul parece que va hasta África, y luego vuelve.