Vivencias de padre
Si veo que algo
presiente,
insisto en que me lo
cuente.
Si quiero que ella no juegue,
la llamo y, a veces, viene.
Si escucho lo que ella cuenta,
sonrío y le da vergüenza.
Si está contenta, va y salta.
Si se fatiga, descansa.
Si le apetece, ella canta,
bien, o según su garganta.
Si cuenta, qué cosas dice,
a veces, se contradice.
Como quiero que se vaya,
voy aprendiendo a dejarla.
Como pretendo que aprenda,
trato de que ella lo entienda.
Como yo le pido que ande,
ríe, y me dice que aguante.
Como tiene algún capricho,
llora, y caigo en entredicho.
Como sé que es muy feliz,
con frecuencia, hay un desliz.
Como me gusta que lea,
coge los cuentos y hojea.
Donde siempre ella y yo vamos,
a veces, nos peleamos.
Donde vamos de mañana,
siempre va con pocas ganas.
Donde ella siempre se duerme,
con los juguetes te pierdes.
Donde más yo la recuerdo,
es ilusionada y riendo.
Donde más la quiero ver
es lista para aprender.
Donde más hemos sufrido,
sí sabemos cómo ha sido.
¡Cuánto yo te necesito,
que sin ti, casi no existo!
¡Cuánto, mi niña, te adoro,
que tus penas yo las robo!
¡Cuánto yo te quiero ver,
que sueño el amanecer!
¡Cuánto dolía tu ausencia,
que soñaba tu presencia!
¡Cuánto busqué tu mirada
que mis ojos se secaban!
¡Cuánto te he echado de menos.
Ojos de lágrimas llenos…!
Porque con las penas vengo,
vete; no acabes sufriendo.
Porque te quiero más fuerte,
vete; y que tú tengas suerte.
Porque ir contigo quisiera,
vete; sé más libre fuera.
Para que por mí no sufras,
vete ya, donde tú quieras.
Para ver mucho del mundo,
vete y decide tú el rumbo.
Porque deseo que seas,
vete y coge lo que veas.
Quien tu pena consolaba
perdida en aquella playa,
quien ya te hacía soñar
para verte disfrutar,
quien te mandaba callar
al oír barbaridad,
quien gozó cuando bañabas
a tu cola lateral,
quien te releía amable,
“El hombrecillo indomable”,
quien al final te besaba
veía que tú soñabas…