SENTADO EN LA CAMA
sentado en la cama y la otra mano
suelta,
pensaba que la mañana fresca
dará paso al caluroso día.
Ahora, con más de sesenta años,
ahora me abordan recuerdos:
mi padre, mi madre, vilorta, escuela y
niños,
trabajo, bahía, amor, fuerza e
ilusión…
Las exigencias del ambiente,
de la incultura, de la pobreza,
en otras ocasiones, del carácter del
padre:
poderoso débil que no se atempera.
Por otro lado, la madre más potente,
siempre en medio, atenúa o consuela.
Y demasiadas veces, siempre
demasiadas,
qué injusto y qué fácil, que ella
muera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario