Reflejos
Observo,
con claridad nítida,
cómo
en tu cara aparece un rictus
que
refleja mucho dolor y mucha pena.
Es
tanta la intensidad que muestra,
que
es como si viera, tu mucho dolor
y
tu mucha pena, a través de un espejo.
Un
espejo límpido de agua fría, quieta
y
cristalina que resalta tus facciones.
Pero,
de pronto, me turbo
al
oír rumores extraños.
Son
palabras lejanas y raras
que
los dos hemos percibido
y
que no acabo de entender bien.
En
mi interior, algo me dice
que
se refieren a pesares pasados,
a
pesares de nuestros amores viejos.
Más
tarde, cuando tú no estás,
me
paro a contemplar las estrellas.
Estrellas
que brillan a lo lejos
y
parece que, con su luz, intentan,
una
vez y otra, alegrar esta noche fría.
Lo
intentan como luces de colores,
muchas
luces de colores colgadas
que
alumbran una gélida noche cerrada.
Noche
cerrada y quieta que
espera
el amanecer y, con él,
el
calor que se reflejará en tu rostro.
La
noche, que es sabia, no tiene prisa
por
lo que se va alejando despacio.
Sabe
de sobra que la luz volverá
y
con ella, vendrán nuestros amores nuevos.
Entonces, la alegría se reflejará en tu cara.
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