Miradas que me hablan
Ahora
que estamos tranquilos,
quiero
mirarte cuando hables,
para
que tus miradas serenas
se
conviertan en palabras,
aunque
sean palabras soñadas.
En
ese momento, tú mirarás
y
yo oiré las palabras soñadas.
Y
tú percibirás un poder justo
y
yo entenderé, estando tú callada,
que
el poder no cometerá más abusos.
Pasado
un momento, de nuevo hablarás,
usarás
sonoras palabras y miradas cortas.
Serán
miradas cortas, la mayoría, sencillas,
pero
también encontraré algunas sinuosas.
No
sé por qué, pero hallaré muchas miradas.
Y
yo, que prestaré atención a lo que tú dices,
percibiré
que tus miradas irán en muchas direcciones
y,
además, en tus miradas veré lucha, contradicción.
Veré
una lucha, incruenta, entre diferentes facciones,
hasta
comprobar que la duda dará a la vida belleza.
Ya
al caer la noche, tus miradas serán palabras claras,
serán
tan claras, tan claras, que todo se entenderá.
Yo
estaré muy atento, tan atento que solo te miraré,
y
al estar tú callada comprenderé todo lo que digas.
Es
curioso como la noche aportará claridad.
Y
entonces, en silencio los dos,
siendo
ya noche cerrada, sin palabras,
ambos
veremos cómo la justicia y la razón,
juntas
las dos, acompañadas de tu mirada,
una
vez y otra más, dominarán la venganza.
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